domingo, 2 de marzo de 2014

Viento en cola 2014

Por fin ha llegado el día. Atrás quedan semanas de incertidumbre meteorológica y días de preparación. Tengo el motor recién salido de una revisión que esta vez ha incluido limpieza general, cambio de membranas del carburador, cambio de juntas y cambio de la fibra del tubo de escape. Sólo lo he arrancado en casa, para ver que no he montado nada al revés, pero ya tengo claro que habrá que volver a carburarlo... con el calvario que es eso....

A las 7:10 llegamos Miguel y yo al campo de Venturada. Todavía es de noche, apenas comienza a clarear mínimamente por el Este. Miguel va a formar parte del equipo de tierra, y yo pretendo ir volando, con mis lógicas dudas de el motor funcione y que me salga bien el primer despegue .... sin viento y cargado de combustible hasta las cejas.

Patricio ya está en el campo, y al poco llega Víctor. El resto van llegando con más o menos puntualidad. Para la hora del briefing, todos mas o menos tenemos los motores montados y "calientes", que ya se encarga la temperatura ambiente de ir enfriando. Víctor se ha currado una parrilla de salida, pero el viento en su tozudez, sopla muy tímidamente de Norte, totalmente perpendicular al campo, con lo que la parrilla queda descartada por un "marica el último".

Me preparo, y arranco el motor. No lo veo fino. El ralentí no está todo lo estable que debe, y se nota muy gordo en altas. Además, tampoco sube demasiado de revoluciones. Pero no me atrevo a tocar nada de carburación en este momento, hasta no verlo más tiempo en funcionamiento.
El despegue no me sale mal, la verdad es que la nucleon se porta, infla del tirón y una vez que le coges la técnica no te da sustos.

Ya en el aire veo que el motor va peor de lo que esperaba. Hace amagos de pararse cuando voy a régimen medio, justo como hay que ir todo el camino. Así que como no me fío comienzo a coger altura mientras espero que el resto despegue.

Mientras tanto, Patricio ha salido y va abriendo camino porque su vela es más lenta. En tierra, Ernesto ha roto algún cordino en el despegue y decide que no vuela y que se une al equipo de tierra como conductor. El resto termina saliendo mas pronto que tarde, y pronto dan el pistoletazo de salida.

En el aire se está estupendamente. Hace frío, pero no se mueve nada.

A los cinco minutos de salir, mientras estoy tratando de bajar un poco para unirme al resto del pelotón, se me para el motor. No hago ningún amago de probar a arrancarlo, En el punto donde me encuentro hay sitio para aterrizar, y prefiero eso a arrancarlo y que se me pare en otro sitio más comprometido. No he llegado muy lejos en este primer tramo: Redueña.

Miguel llega a recogerme en seguida y nos vamos siguiendo al resto. Al poco nos llama Carlos para que nos pasemos a buscar a Patricio que también ha tenido una parada. Lo encontramos en Mohernando, cargamos sus trastos en la furgo y nos vamos camino de Sacedón, que era el destino del resto del grupo.

Por el camino me planteo seriamente si renunciar, pero Patricio me anima a ir a juntarnos con el resto y a tratar de arreglar los motores. Tampoco parece que sea demasiado grave, ambos estamos teniendo problemas con la carburación y tenemos esperanzas de poder solucionarlos. El resto del grupo no ha tenido más incidentes y mientras nosotros llegamos a Sacedón han repostado y casi están listos para despegar de nuevo.

En cuanto llegamos, parte del grupose acerca a echar una mano y pronto damos con las respectivas averías: A patricio le entra aire por la pera de combustible, y deciden quitársela. El cebado lo harán a soplidos por el tubo de respiración (soluciones de baja tecnología para salir del paso).
En mi caso, mi exceso de celo durante la revisión me hizo poner una membrana de más en el carburador (el kit traía dos, pero sólo había que poner una de ellas).  Nada más arrancar veo que el motor suena mejor que en el primer vuelo, todavía no está bien carburado, pero unos toquecitos de destornillador partiendo de las posiciones originales de reglaje hacen que suene más redondo.

En seguida nos preparamos y volvemos a salir. Ya en el aire, veo que el motor sigue sin ir fino, pero mucho mejor que por la mañana. Sin embargo a esta hora la cosa se ha puesto seria, y arriba está turbulento, desagradable, y además el viento nos sopla de costado si queremos seguir la ruta prevista.

Y aquí tras unos momentos de indecisión el grupo se divide, entre los que no lo vemos claro para seguir la ruta y los que si, pero al final el resultado es el mismo: todos aterrizados más pronto que tarde, unos en Sacedón, otros en Olmeda de la cuesta.

Parece el momento oportuno para hacer una pausa y esperar a que esté más calmado para volver a salir. El equipo de tierra recoge a los que nos hemos quedado en Sacedón y nos vamos para juntarnos con el resto.

Nos tomamos un almuerzo, y como las condiciones siguen estando duras nos vamos al bar del pueblo a tomarnos un café, que termina siendo una ampliación del almuerzo con café incluido.

Cuando volvemos de la pitanza vemos que ya no hace tanto viento, pero se ha cubierto, y ahora estamos a sotavento de unos cerros que hay al norte del pueblo. No obstante nos volvemos a preparar. La idea es salir de la zona de sotavento lo más pronto posible y seguir la ruta original que nos lleva en la dirección del viento. Patricio sale el primero, y nos anima a los demás, que las condiciones vuelven a ser suaves.
Por mi parte, vuelvo a tocar un poco más la carburación basándome en el vuelo anterior y el estado de la bujía y despego. Ahora el motor va bastante mejor, aunque todavía le cuesta subir de revoluciones.

En el aire se está bien, ni se nota el estar al sotavento de los cerros. Aún así nos vamos alejando en cuanto nos vamos juntando tres o cuatro. En este primer tramo mis compañeros son Paco y J. Albizúa, pero en lo que nos entretenemos en girar una térmica que nos encontramos por el camino, nos alcanza el resto. Ya con el grupo completo ponemos rumbo a Cuenca, esquivando los bosques que pueblan la zona, con pocos escapes para un aterrizaje de emergencia. Ahora sí vamos viento en cola, y vemos como el gps se va animando, de 50Km/h a 60 y pico al pasar Cuenca. Seguimos viento en cola y La velocidad sigue subiendo hasta 68 Km/h que llegué a ver poco antes de aterrizar en Carboneras de Guadazaón a escasos 30 o 40 Km de la comunidad Valenciana, con en el sol prácticamente puesto.

Este último tramo nos ha dejado buen sabor de boca: hemos tenido una buena velocidad, hemos visto Cuenca y hemos hecho un buen puñado de kilómetros. Ya solo queda recoger el equipo y volver a Venturada, con una parada intermedia para tomarnos un merecido bocata y cerveza. Finalmente Miguel y yo terminamos llegando a las 1 de la mañana a casa.

Esta vez, sólo tengo fotos de la última parte de la travesía.


Cuando escribo esto han pasado varios días. Sentado tranquilamente en el sofá me doy cuenta de que me siento bien, incluso animado, y estoy encarando la semana con mucho más optimismo que las semanas anteriores. Me ha dado por pensar cuál es la diferencia con cualquier otro día, y me he dado cuenta que nos tiramos demasiado tiempo encerrados en nuestras rutinas y nuestros problemas de cada día, dando vueltas y vueltas en el mismo círculo, y terminamos aturdidos, desilusionados, deprimidos. Sólo cuando damos un paso fuera del círculo somos capaces de verlo desde otra perspectiva, y eso nos ayuda a comprender la balanza de las cosas que hacemos, y nos ayuda a encontrar el equilibrio necesario entre la rutina y lo extraordinario que nos ayuda a seguir adelante.